Hola Mon (así te llamaban algunos clientes de Esmena). Soy yo, Pedro, Pedriss, Pedrales. Me he colado en tus entradas para decirte que, como diría el noventa por ciento de tus clientes (siempre hay indecisos y confusos), has hecho de la cafetería algo más que un "lugar habitable", has hecho una "revolución" (como dijo en su día el "rey traidor"). Un lugar donde compartir, debatir, reír, jugar al parchís y hasta reflexionar, que no es poco en estos tiempos que corren... Me viene a la memoria olfativa el olor de tus cafés... ¿Qué decir de tus cafés o de los tomates rellenos de tu hermana? ¿O qué decir de la lasaña de Laura? Por desgracia, gigantes y cabezudos y otros pasacalles han defilado por la cafetería. Pero "de todo se aprende" dice el dicho popular. Todos recordaremos el calabacín de Zaldívar, que nadie sabía que era de su huerta (¡qué sorpreson!) El café de Juan, los desayunos del Seminario y la Cope, la cervecita de Sole, el sandwich de David, la comidita de Pochi y tus parchises con los alumnos. Sin olvidar, la tortilla de pizza o la pizza tortilla (¡brillante duda metódica!), tus concursos, el blog, Pablín, el-primero-a-la-mesa, tus modelitos de pasarela y, sobre todo, TU SONRISA, sí con mayúsculas. "El doctorcito y la camarera" han dicho muchos, unos con cariño otros con un resentimiento y retintín propio de otros tiempos. Y tu me dices: "no te olvides de los barquillitos de Paloma, la vuelta de Jose a la cafetería y todos los que habitualmente comían en la MESA Nº1". Mi camarera, mi maestra, GRACIAS POR EXISTIR, gracias por DAR VIDA A LA CAFETERÍA DE MI TRABAJO, PARA MÍ JAMÁS SE VOLVERÁN A ENCENDER LAS LUCES DE LA CAFETERÍA.
Olé, olé y olé :)
ResponderEliminarRocio eres un sol, contigo y tus consejos me hacen mucho bien, eres espectacular, te quiero mucho
EliminarMe alegro de que te sirvan, sin ti nada será lo mismo en la uni pero siempre nos quedara el blog, facebook y twiter :) un besazo wapisima!!!
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