El domingo de Ramos, los ahijados tienen la tradición de llevar el ramo a los padrinos de bautizo. Éstos a su vez corresponden el domingo de Resurrección regalando el bollo. Ésta es la costumbre en nuestra comarca. El bollo tiene una forma característica, son mantecados superpuestos que van de mayor a menor, cocidos en un molde de cuatro picos y adornados a la manera de cada uno, con motivos de la Pascua, chocolates, bombones y sobre todo, plumas de colores y alegría. De pequeños la madrina de mi hermano venía cargada con uno de cuatro pisos, envuelto en papel blanco del que sobresalían las plumas de colores... Lo mismo ocurría con los padrinos de mi hermana ¡Cuánta ilusión portaban!A los demás no nos lo traían. Así que mamá se quedaba por la noche hasta las tantas haciéndolos para los demás... ¡Nos levantábamos por la mañana y unos preciosos bollos lucían sobre la mesa de la cocina! A ella de niña su padrino le compraba el más grande de la pastelería, nos contaba, y el pobre disfrutaba más que ella al entregárselo...Así que en casa, seguimos la tradición y, aunque "ya no somos tan niños", nos complace verlo en nuestra mesa el día de la Pascua. Os digo de qué manera los hago y os muestro el del año pasado y los de mi vecina Mayte. ¡Feliz día de Pascua a todos!
ELABORACIÓN:
Separamos las yemas de las claras.
Montamos las yemas con el azúcar, hasta que nos quede como una crema blanquecina y el doble de volumen.
Añadimos la mantequilla cocida y fría, a punto pomada.
Tamizamos la harina con la levadura y la incorporamos a las yemas, poco a poco.
Montamos las claras a punto de nieve, bien firme y lo añadimos a la masa anterior, suavemente, procurando incorporarlas bien pero sin remover mucho para que no se bajen.
Engrasamos los moldes, con papel de horno en la base, y ponemos la masa, llenando 3/4 partes de ellos, pues al cocer crecen.
Dejamos cocer primero la base y después los dos más pequeños juntos. El grande tarda más o menos una hora y los más pequeños tres cuartos.
Una vez bien fríos los mantecados, desmoldamos y cubrimos con la glasa, echándola a chorro desde arriba, colocados los mantecados sobre una rejilla, y dejando que se deslice sobre ellos. El azúcar sobrante nos sirve para otras aplicaciones.
Antes de que se enfríe la glasa colocamos los adornos y así nos quedan pegados.
Elaboración de la glasa:
Ponemos a hervir el azúcar con el agua hasta que nos quede en un punto de hebra floja, que al coger un poco con los dedos, estos se nos peguen y al separarlos formen un hilo. Apartamos del fuego y removemos para ir enfriando, al tiempo que añadimos el zumo de limón. Cuando enfríe un poco, lo usamos. Tenemos que ponerlo rapidamente sobre los mantecados porque se seca pronto.
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