La cocina asturiana despidió ayer al hombre que le dio nombre propio. Hasta que él llegó, Asturias era famosa por su comida contundente y abundante, desde Trascorrales, él la convirtió también en una aventura para los sentidos en la que la digestión no fuera una cuestión a tener en cuenta. Fue el primer asturiano, y el único durante muchos años, en compartir cartel en los libros de cocina con aquellos que en ese momento revolucionaban el sector desde provincias como el País Vasco principalmente. Ayer, la iglesia de San Juan el Real de Oviedo acogió el funeral por los restos mortales de Fernando Martín, el padre de la cocina asturiana por edad y por talento.
No muy lejos de ellos, Luis Alberto Martínez, el del Fermín, insistía en que Asturias había perdido a un cocinero “insustituible” y en que Oviedo se quedaba sin uno de sus personajes “más queridos y admirados”.
Entre todos los recuerdos, el único que torcía el gesto a los presentes era que Martín acababa de embarcarse en un nuevo proyecto junto a su hija María. También se llama Trascorrales y está en la calle Carlos Bousoño de Oviedo. Con él, el hombre que dio de comer a reyes y presidentes regresaba a su Oviedín del alma. No pudo ser.
Fuente: La voz de Asturias
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