martes, 5 de marzo de 2013

Bueno para comer: carta de amor

Cinco de marzo de 2013, 2:49 a.m. todos duermen en esta bendita casa, modesta y fria pero llena de vida y amor. Ya me he colado de nuevo en tu blog, esta vez para escribirte en este día tan significativo. No sé cuántas líneas siguen a esta carta pero sí sé que escribiré lo necesario. Hoy se cumplen esos trescientos sesenta y cinco teóricos días del aniversario de nuestro primer aniversario, dos años casados, tres años a tu lado, estrobosópica memoria de colores y emociones intensas, unas veces amargas y otras de ilimitada pasión volcánica.

Cualquier carta de amor nos llevaría, en el mejor de los casos, a un pringoso derroche de prosa poética. Estas líneas, no sé muy bien el porqué encierran empero, una fugaz muestra de una sucesión romántica de hechos que se empeñan cada vez que amanece en ser certero amor, una y otra vez, con paso firme, tan firme como el tiempo y tan inqubrantable como la propia Historia con mayúsculas, amor a pesar de todo, a pesar de otros. Bonnie and Clyde.

Suena el cuco, son las 3.00 a.m. Me apresuro, es la excitación del insomnio ante la persecución de Morfeo. Lo nuestro decididamente fue "love at first feel" (resuenan en mi cortex los acordes de la Gibson  SG de Angus Young). El flechazo atravesó dos corazones rotos. Profesor conoce a hostelelera por internet, con ojitos de miel y naricilla de rhesus. Demasiado amor, demasiado rápido, "too imapassioned". Llegó el caco-estrés (opuesto a eutrés) laboral, el furor puericultor y el prurito de lo hogarante (neologismo que significa hogar estresante). Entre colocación de baldas, mudanzas, empleados chiflados y otros menesteres de este mundo loco e impredecible nos comió la vida.

3.10 a.m. Kenzo, nuestro can se duerme, ronquidos y sobresaltos de un sueño eterno. El destino, el demiurgo o el azar nos deparaban sorpresas. Desde entonces hasta ahora nos metamorfizamos, en el puro sentido kafkiano de la palabra en buscavidas. No ha habido tiempo desde enconteces para la ansiada lentidud de la que habla Kundera, salvo al abrazarte cada noche o al verte caminar por casa... a hurtadillas y en silencio, yo confieso, a veces te observo en la hermosa cadencia de tu cuerpo al vestir de sentido la vida cotidiana.

De pronto me vienen torticeros recuerdos, flashes traumáticos de los días más duros. Aquella planta de psiquiatría sin duda, es el infierno. Peleando con ineptos que desconocen procesos, diagnósticos y en definitiva conductas, bailando con lobos, soñando despierto el delirio de otros, recubriendo los oídos con una capa de cera invisible, la cera del aguante, del soporte psicológico que supone estar en un pasillo escuchando vidas desgraciadas que se entrecruzan y me evocan historias propias de Apocalypse Now. Todo aquello y lo que después tornó, me generó ODIO, mucho ODIO hacia los que no te comprendieron, será amor, no lo discuto y el amor es subjetivo a la par que humano y uno defiende a quien ama no a quien ataca a quien ama, es de sentido común. Pero contigo no se cebó la verdad precisamente y ese rencor aún habita en mi.

Al final entre unos y otros, unos más cercanos otros más lejanos nos han dejado un castillo de naipes que levantamos cada día, eso es AMOR. Es el momento de pedirte perdón por ser a veces enfermero a veces perrito faldero y otras perrito guardián, en definitiva perrito, porque tu te enamoraste para ser libre y para que yo fuera yo. He aprendido a trascender las bajezas del género masculino, olfateando mi propio miedo y el instinto cazador, oportunista y sanguinolento de otros.

Hoy hace exactamente un año que nuestro primer aniversario coincidió con hechos que no merecen nombre ni mención y que su vivencia más amarga forma ya parte de ese componente imprescindible del amor, según Sternberg: la intimidad, las historias de lo nuestro. Yo sé mejor que nadie de tu sufrimiento y siguiendo casi al pie de la letra un método peligroso, he querido ser tu compañero, es mi opción, si tu no me has obligado a ello ¿quién podría hacerlo? ¿Quién podría obligarme a lo contrario?

Este tu blog, ligado a un libro, no podía ser de otro modo y a tu pasión: la cocina, nos une más por las tardes que hemos pasado pensando, diseñando, buscando y soñando. Quiero seguir siendo tu Sancho hipnotizado por tus ojos de enigma egipcio, construyendo nuestros sueños, tus sueños, mis sueños que no dejen de ser sueños para horadarlos de parte a parte y que de su goce exude realidad.

Hace tres años me pediste la Luna...Son las 3.40...buena hora para seguir soñando junto a ti.


Pedro C Martínez y Montse Migoya

Enlace 5-03-2011



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