martes, 17 de enero de 2012

Un faro y una luz débil

Convivir con alguien que padece un TLP es como montar en la montaña rusa con un compañero que se balancea, se eleva, se cae, se agita, entra en cólera, ríe, se hace pis invadido por el miedo...todo en décimas de segundo...sube y baja, baja y sube. Todo es urgente. Todo es intenso y nada, nada es suficiente. Sinceramente, comprender esto te puede llevar años. Lo más sorprendente es que a día de hoy la única solución la tienen los propios pacientes. Es posible que muchos de mis colegas u otros profesionales que trabajen en salud mental no estén de acuerdo. Con todos los respetos, dudo que la verdad les asista. Vivir un sinfín de emociones desbocadas que no responden a una motivación racional, vivir sintiendo sin saber por qué sientes, cuándo vas a sentir y cuándo vas a dejar de sentir es un estado imposible y sin embargo, existe, ellos así lo sufren, así lo sienten.
Por otra parte, no sólo tienes que asimilar este maremoto de sensaciones cada día y aprender a amarles como son, sino que también tienes que aprender a apoyar incondicionalmente a quien ha experimentado de forma más cruda la infelicidad eterna, el vacío crónico, la deriva emocional, el no sentido de la vida en su máxima expresión. A pesar de todo esto, no sólo siguen viviendo, muchas veces demuestran un talento excepcional, un magnetismo animal, una capacidad para llegar al corazón de los demás que ninguno de nosotros podríamos alcanzar jamás, ni mutando en replicantes. En este sentido, es un don, sí, el TLP es un don, porque cuando una persona diagnosticada de TLP se encuentra estabilizada es simplemente superdotada emocional. Lo curioso es que la estabilización no depende de los fármacos, los fármacos no funcionan sin unas condiciones ambientales determinadas, nada funciona en realidad, es uno de los trastornos menos conocidos. -No me vale señor doctor que me diga que no hay mucho más de lo que yo sé, porque el saber nunca se acaba y usted tiene la obligación de saber más-.
De pronto, un día te levantas y a tu lado está esa persona de ensueño, esa amiga genial, esa madre cuya ternura no se ha descrito aún en ningún manual de Psicología y esa esposa que ante todo es... eso, tu mejor amiga y tu mayor apoyo. Gracias Montse por compartir conmigo tu vida. Sí, estoy orgulloso de mi mujer y no me duele decirlo moleste a quien moleste. Cómo se puede decir que amar así me puede costar el trabajo, esta solemne sandez, la he escuchado una y otra vez durante dos años. Gracias Montse, gracias.

Fdo. Pedro C. Martínez Suárez

2 comentarios:

  1. Pedro,tu mejor que nadie sabe q la opinión del resto no debe influir en tu vIda. No has hecho nada mas que amar a una persona, como todos o casi todos hacen alguna vez en su vida. Orgulloso de ella si, pero de ti mismo también porque nadie te puede arrebatar tus principios.
    Mucha fuerza, mucho animo y sabes que mucha gente te apoya!!

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  2. Me ha encantado lo que le has dicho a Montse, cualquier mujer se sentiria emocionada escuchando estas palabras de su pareja!!
    Muchas gracias por comentar tu tambien en el blog, el pañuelo es de blanco te respondi en comentarios.
    Ayer tuve una esppecie de virus y esta la cosa rara por el blog es mejor que no lo enlace de al vuestro porque igual os puede llegar algo, ya os aviso cuando pase el peligro :(
    un besazo!!

    Vanessa.

    http:/estilocon2s.blogspot.com/

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